martes, 23 de septiembre de 2008

Los árboles gigantes

El sábado subimos al Parque Nacional Sequoia, que estaba como a una hora en coche desde nuestro motel en Visalia. Al llegar nos advirtieron que había un fuego activo dentro del parque y resultó estar en una zona donde está uno de los sitios que pensábamos visitar, la Cueva de Cristal, así que eso no lo pudimos ver.

Fuimos al Museo que está más o menos en mitad del parque, justo donde empieza el bosque de secuoyas. Son árboles gigantescos, no son los más altos del mundo, porque hay unas "primas" suyas que lo son más, pero en volúmen son los más grandes. Allí hicimos un paseo por un sendero marcado que pasa cerca de varios de estos monstruos y nos llevamos una gran impresión (y yo, un catarro estupendo porque debía haber como 15º a la sombra, e íbamos de manga y pantalón corto).
De ahí nos fuimos a la zona donde está el más grande de estos grandes árboles: el General Sherman. Su masa es la equivalente a 10 ballenas azules o su altura la de 22 elefantes. Un pedazo de árbol, vamos. Hay un caminto que lo rodea y lo vimos desde todos los ángulos. Intentamos que alguien nos hiciera una foto con él y la primera a la que le dimos la cámara nos hizo una guarrería de foto. Luego se la dimos a otro, y tres cuartos de lo mismo. Así que ya desistimos de intentar un tercero.

De ahí, a comer y, tras la comida amenizada con unas cuantas avispas, fuimos a subir a una montaña de granito llamada Moro Dome (la que veis detrás de nosotros en la foto). La subida la verdad es que era cómoda, con escaleras talladas en la roca. Pero daba un vértigo impresionante. Las vistas arriba valían la pena, aunque mejor no arrimarse mucho al abismo. En España el acceso no estaría permitido en esas condiciones, pero allí subían hasta niños solos, e incluso una madre con un bebé de año y medio y lo dejó suelto en algún momento.

Al salir del parque paramos en una tienda/casita de chocolate a tomar un helado para descansar un rato antes de llegar al hotel y salir a cenar.

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